martes, 19 de febrero de 2008

Nosotras, las de Venus

Desde hace unos días he obligado a mi novio a ver Amor ciego junto a mí. Yo no veía este programa sino haciendo zapping, hasta que anunciaron que llegarían a la mansión 5 minos ricos, en contraposición al festival de gárgolas coaparlantes que ya habían. No sé si es deformación profesional, pero luego de observar a los "nuevos participantes" prometidos me dieron muchas ganas de demandar a canal 13 por publicidad engañosa.
Mi primera decepción fue coronada por la siguiente, cuando Carolina echó al único mino medianamente rico y aparentemente sano del punto de vista mental, sólo por decir que había tenido siempre una vida feliz y tranquila y no era un traumado como todos los demás.
Pero en fin, como dijo Raquelita Calderón, en la TV hay pura gente loca.
Mi chico, que como buen macho es incapaz de identificar más de 5 colores, no logra entender el comportamiento de la protagonista. Le explico que alle le tincan Edmundo, Nicolás y Félix, pero no le cabe en la cabeza. Menos porque a sus ojos, la chica sólo le coquetea descaradamente todo el rato a Edmundo como si fuera Brad Pitt. Y seamos francos, Edmundo no sabe hablar, lo hace con su acento campestre y voz de pito; es extremadamente cursi y de extracción muy humilde.
Lo que vemos en Amor Ciego entre Carolina y Edmundo es lo que ayer le explicaba a mi chico: algo que en las teleseries aparece como la dueña de fundo que se come al peón, la millonaria que se tira al mecánico, etc. Porque Edmundo es todo lo patético posible, pero con un delicado highlander pasa perfectamente piola, además de ser el que típico mino con habilidades para todos los deportes, perfecta coordinación etc, que son cosas tremendamente valoradas por las hembras. Entonces lo que hace Carolina es jugar a la castigadora: Lo tiene sometido del punto de vista socioeconómico y físico; eso le agrada, le atrae, y se pone al límite porque así son más entretenidos los juegos con fuego. Está viviendo una fantasía sexual, pero soft. Creo que es algo medio Sado, que a la larga para el tipo este será Maso.
Al menos para mí, la dinámica es totalmente obvia. Y creo que Carolina jugará a la dueña de fundo con él, a calentarle la sopa y volverlo medio loco hasta que se aburra y juegue sus verdaderas fichas, si es que realmente le puede llegar a gustar alguno de esos especimenes. Pero no deja de ser curioso que los hombres no logren entender este sentimiento de dominación que ella ejerce y que tanto le gusta, lo cual ejerce coqueteando y sembrando falsas esperanzas.
Ya, sería todo, los dejo para ir a ver Amor Ciego (aunque debo reconocer que "amor tuerto" me ha hecho reir más que el original)

domingo, 10 de febrero de 2008

Lo que ellos quieren.

Suelen decir los hombres que no entienden a las mujeres.
Pero la verdad es que sí nos entienden, lo que pasa es que no están de acuerdo o consideran ilógico -y con toda razón- lo que queremos. Porque como escribí en un post hace mucho tiempo, queremos un hombre que sea divertido, pero no un payaso; inteligente, pero no nerd; canchero, pero fiel, etc. Y eso les parece contradictorio y en consecuencia, ilógico.
Lo que no se entiende verdaderamente es lo que quieren los hombres. Los hombres se pasan toda su vida inventando chistes sobre la inferioridad intelectual de las mujeres: que cuatro quemadores por las cuatro neuronas, que no sabemos conducir, etc. Sin embargo, la realidad me ha demostrado que los hombres, a la hora de reproducirse (reproducirse; no simplemente aparearse), eligen justamente a una compañera intelectualmente más débil.
Chao con el discurso de la mujer inteligente, independiente económicamente, culta y demases. Esa es la mujer con la cual los hombres llegan al máximo riesgo de "convivir", pero apenas ven una iletrada (o que haya estudiado una carrera "MMC") débil y con cara de mosca muerta, se enamoran hasta las patas y corren al altar, como felices por haber encontrado un especimen que debe ser protegido, alimentado y mantenido en general.
Quizás eso los hace sentir más machos.
Yo, me doy por vencida. Dedicaré mi vida a luchar por la justicia. Es menos utópico que encontrar un hombre bueno y cuerdo que me quiera con todo su corazón.