
Uf!
De veritas que el viaje "por el 18" resultó bastante más largo de lo presupuestado. Textualmente, porque los últimos días apenas pude comprarme un par de los famosos chocolates eventualmente alucinógenos de $100 c/u; por poco no me alcanza para el bus de regreso y eso que no subí a esquiar.
Después de un claustro de casi 2 meses sin el más mínimo carrete, fui a pasar mis penas al Cajón. Reímos y lloramos harto, pero sin duda el saldo de risa fue mucho mayor. Y eso que estoy incluyendo en la operación aritmética el episodio de catarsis etílica que me pilló el 17, cuando entre llanto y otros reflejos me abrazaba a mi pololo balbuceando "soy una mierda, reprobé mi examen de grado". Recuerdo -no muy nítidamente- que pensaba en la terrrible caña que iba a tener el día diguiente, pero sucedió un milagro: desperté feliz, liviana, como si hubiese expulsado todos mis demonios. Desde entonces sólo me dediqué a disfrutar del paisaje, de levantarme a la 1 de la tarde, comer a destajo, jugar winning eleven, echarme en el pasto a mirar la montaña, regalonear con mis tías, tíos y primos, andar a pata pelada, apagar el celular y asistir a todos los carretes, aunque proscribiendo la piscola (que siempre puede ser bien reemplazada).
No sé si aprendí algo de este viaje, sólo puedo afirmar que me hizo extremadamente bien. Toda persona con la que hablé me hizo sentir mejor y de a poco los regaloneos de mi familia me curaron el alma. El paisaje me curó la córnea herida de tanto leer y me mantuve descontaminada, sin ver noticias.
El último rastro de frustración y pena lo borré en una nueva catarsis, cuando 5 minutos antes de dejar la casa, fui a la pieza del tata y vi sus chaquetas asomadas por el closet. Las abracé, las olí y lloré. Y mi tío Pancho me dio un abrazo que significó muchas cosas para mí.
Un efecto curioso producen las vacaciones. Veo a mi alrededor la gente pelear o echar la foca y me siento inmune. Incluso más, me pregunto qué les pasa. Bueno, también es cierto que aún no he manejado: es probable que alguna dueña de casa en van y hablando por celular arruine mi momento de paz interna, pero en fin...tengo fe en que mantendré mi estado de desestrés.
Después de tantos días sin internet, también comenzaré de a poco a visitar los blogs de todos los que me han saludado. Paciencia: increíble el encuentro con john Parada y en relación con la fucking canción que ando buscando: La de MC Lite es la misma idea, pero el tipo que la canta es otro.
Pequeños aprendizajes:
- Aprender a tolerar: tener que ver a mi primo de 16 años -al mismo que vi nacer y con su ropita en la cuna de la maternidad-, darse besos a un metro de distancia con su cuasi polola.
- Aprender a sacarse un parte : "Oficial, hoy me ha pasado todo lo penca"
- Aprender de estupefacientes: existen hongos alucinógenos!!
- Aprender a tomar: estar deprimido pone en huelga al hígado.
- Aprender de seguridad: Si un tipo ebrio toca el timbre y dice "está el guatón?", es probable que sea un ladrón y por tanto no es apropiado hacerlo pasar y sentarlo en el living.
- Aprender a blufear: soy muy mala para el dudo, y peor para el mafia.
Grandes aprendizajes:
- Aprender a escuchar, mirar al corazón a través de los ojos.
- Aprender a confortar, especialmente cuando has sido confortado.
Tengo una suerte infinita con la familia que me tocó.