jueves, 18 de agosto de 2005

:.asumir

Anoche tuve un sueño que me aclaró muchas cosas.
Estaba en la puerta de mi colegio (en el cual estuve 12 años) y le exigía a la rectora que me dejara ir con uniforme, en vez de "ropa de calle". Cuando al fin accedía, me sentía completamente feliz con mi jumper y entraba al patio y caminaba feliz, mirando el piso, las puertas, las caras de mis compañeros. Me sentí totalmente A SALVO, cómoda, tibia, feliz y sin preocupaciones. Tal como me sentía en cuarto medio. O tal como me debí sentir, al menos. Pero cuando entraba a la sala, la sala estaba oscura, no reconocía los bancos -que más se parecían a las horribles sillas de la U-, mis compañeros no levantaban la cabeza, como si fueran sombras y no entendía nada de la clase de química que estaba en la pizarra. Por mucho que estuviera disfrazada de escolar y me sintiera feliz, yo no pertenecía allí y ese lugar de mis recuerdos ya no existía.
Desperté.
Fui a la U para preguntar lo de la fecha de mi examen y entré a la capilla, lugar donde no entraba hace mucho. Miré el piso y nuevamente me sentí a salvo, como mi sueño. Recordé a mi tata y lloré un poco. No sé si por la pena que me persigue o por darme cuenta de lo que me está pasando.
Pronta a dar un paso que me desligará finalmente de la vida universitaria, un poco de mi adolescencia...fallece mi tata y quedo así antes de lo que esperaba desligada de mi infancia. Ya no somos nietos de nadie, ya no habrá navidades con cerros de regalos para nosotros bajo el pino gigantesco de San José. Ni años nuevos con él a la cabecera y nosotros en "la mesa de los niños"; dieciochos brindando por él y la familia que formó bajo el parrón...ahora pasaron a ser todos recuerdos de una etapa. Etapa que se acaba de cerrar. Hoy los nietos remolones tendremos que crecer, mirar hacia el futuro como adultos porque ya no somos "los niños" de la familia.

Estos son los momentos tristes en que uno toma conciencia del sentido de la vida; y de lo dura que es aunque nada malo te pase; porque el apego, al momento de la muerte, causa un dolor inconmensurable. Me siento distinta y creo que a todos los primos nos pasa igual. De un día para otro nos damos cuenta de que tenemos sólo recuerdos de una etapa y se fue. Nada que decir. Fue linda, lo tuvimos todo, nuestro tata se fue viejito habiendo hecho todo lo que quiso y sin sufrir. Simplemente se fue y nos quedamos con un vacío. Un vacío que significa la realidad de tener que empezar a tomar un rol más activo dentro de nuestras propias vidas. Un vacío que singifica que el pasado es una hermosa foto en blanco y negro y estamos vivos para sacarnos muchas otras más. Porque esos tiempos no volverán jamás.

3 comentarios:

MartinaMartinez dijo...

LA partida de un abuelo es triste, pero al menos tuviste tiempo para disfrutarlo y compratir con él etapas importantes como salir del colegio y entrar a la universidad. Eres grande y puedes atesorar los momentos bonitos con él más fácilmente. Cuando uno es chico, si bien juega con los abuelos, no está consciente que algún día partirán y no los aprovecha al máximo. De mis abuelos, o murieron o se enfermaron cuando yo estaba chica, y no alcancé a disfrutarlos como quisiera.

Bueno, te has ganado un angelito en el cielo al que le puedes pedir protección y ayuda en tu examen, lo más probable es que ese día te esté acompañando.
Ánimo que la pena se irá convirtiendo en bonitos recuerdos

Saludos
Vero

Javier Poch dijo...

Bueno, no hay mucho que decir. Cuando mueren los abuelos uno se pone autista.
Yo creo que ellos son las verdaderas imágenes paternas que se impregnan en el ADN. Como ya pasaron por el accidente de ser padres, ahora ya no están haciendo la práctica: sólo ejercen.
Yo creo en la inmortalidad. Mientras se quede en la cabeza (más que en fotos, videos o recortes), sigue. Mi abuelo era un catalán tozudo, veterano de la Guerra Civil; un inmigrante que se vino con lo puesto –eso incluye señora e hijos- a Chile. Hace unas semanas estuve otra vez en Barcelona, recorrí de nuevo sus lugares y entendí bastantes cosas--especialmente de dónde saqué buena parte de mi comportamiento, reacciones y mutaciones.
Salud por los abuelos y arriba el ánimo.

PD: dos canciones depres más para tu bitácora: Soul suckers de Amos Lee y You're beautiful de James Blunt

Shesho dijo...

Es increíble como cuando uno pierde a un ser querido tiene que asumir que hay cosas, como abrazarlo o escuchar su voz, que no volveremos a tener, y lo único que nos queda es abrazar su recuerdo.
Y para quienes creemos que hay otra vida después de ésta, saber que descansan allá, y que la vida está hecha de puras etapas q se cierran y abren constantemente.

Un abrazo!